domingo, 28 de junio de 2009

La Guitarra Flamenca de acompañamiento en la primera mitad del siglo XX .

José Luis Serrano. Es imposible comprender la Guitarra Flamenca actual o a intérpretes como Paco de Lucía, Manolo Sanlúcar, Vicente Amigo o Tomatito sin volver la vista atrás y recordar las fuentes de las que bebieron.

Muchos han sido los guitarristas que han ido enriqueciendo la forma de acompañar el cante Flamenco y el repertorio de variaciones o falsetas (que son los solos que ejecuta el guitarrista entre los distintos cuerpos o estrofas del cante); algunos de ellos desconocidos y otros célebres como por ejemplo Paco el de Lucena o el maestro Patiño, aunque de éstos no hay testimonios sonoros ya que vivieron durante el siglo XIX, así que la historia conocida de la guitarra Flamenca surge al mismo tiempo en que nace la discografía, a principios del siglo XX.

El Flamenco en todas sus variantes, Cante, Guitarra y Baile es un arte de tradición y transmisión, donde independientemente de las aptitudes innatas ha sido característico de su aprendizaje la figura del Maestro-Discípulo. En el caso de la Guitarra Flamenca se ha recogido la herencia de las distintas escuelas a través de la relativamente corta historia del Flamenco comparado con otras músicas como por ejemplo la música clásica.

Cuatro son los pilares que sustentan la guitarra Flamenca del siglo XX, Ramón Montoya, Manolo de Huelva, Niño Ricardo y Sabicas.

Ramón Montoya Salazar, nacido en Madrid en 1879 murió en la misma ciudad en 1949, su especialidad eran los cantes libres que, junto al cantaor Don Antonio Chacón con quien formó pareja artística durante muchos años establecieron la forma en que aún hoy se siguen ejecutando por ejemplo las Cartageneras o las Granaínas. Fue pionero en la introducción de técnicas hasta entonces desconocidas para la guitarra Flamenca, como el cambio de afinación en la Sexta y Tercera cuerdas, que se pueden observar en su pieza solista "La Rondeña" grabada en 1925. También fue uno de los primeros en introducir la guitarra de concierto y junto con su "Leona" nombre que le daban los flamencos de la época a su guitarra recorrió los escenarios de Europa y América.
Otro personaje fundamental fue Manolo de Huelva. Manuel Gómez Vélez nació en Riotinto (Huelva) en 1892 y murió en Sevilla en 1976, fue un gran maestro en el acompañamiento al cante el cual conocía muy bien y un gran especialista en los cantes de compás. Tuvo una personalidad compleja, lleno de manías y rarezas, fue muy reticente a tocar delante de otros guitarristas por miedo a que le copiaran y también por ello grabó muy poco, pero en el poco material que nos dejó se aprecia su maestría, como por ejemplo en las grabaciones junto a los cantaores Manuel Vallejo o Canalejas de Puerto Real.



El tercero de nuestros personajes es Manuel Serrapí Sánchez. Sevilla, 1904 - 1974, conocido artísticamente como "Niño Ricardo". Él supone un punto de inflexión entre la guitarra Flamenca llamada clásica y la que sería la guitarra Flamenca moderna, desarrolla su aprendizaje acompañando a todos los cantaores importantes de su época, que fueron muchos. Debido a un problema que tenía en las uñas adapta su manera de tocar creando una forma propia y afinando la guitarra un semitono por debajo de la afinación habitual consigue un toque denominado por algunos "arenisco" por el sonido que le imprimía en algunas de sus grabaciones, que no está caracterizado por una técnica depurada pero sí por una intuición y creación geniales. Desarrolla en la guitarra el llamado toque por arriba o en "Mi" especialmente en los fandangos, teniendo muchos seguidores la escuela de su toque como por ejemplo Antonio Arenas, Félix de Utrera, Ramón de Algeciras o su hermano Paco de Lucía en sus comienzos. Célebres son sus composiciones musicales fuera del llamado cante Jondo como por ejemplo "El Emigrante" de Juanito Valderrama, entre otras muchas.


La cuarta pata de nuestra mesa Flamenca es Agustín Castellón Campos "Sabicas", nacido en Pamplona en 1912. Con 10 años se traslada a Madrid donde desde muy joven comienza a codearse con el ambiente flamenco de la época. Durante la guerra civil realiza una gira por Sudamérica junto a Carmen Amaya y no regresaría hasta 1967. Fue característica de su toque la limpieza en la ejecución y su técnica, realizó grabaciones con otros guitarristas clásicos e incluso con músicos de Jazz. Se establecería en Nueva York donde murió en el año 1990.

Muy extensa ha sido y es la lista de guitarristas que han desarrollado el toque Flamenco para disfrute de cuantos amamos este arte. Aunque hemos querido sintetizar la guitarra Flamenca en el siglo XX en estos cuatro artistas no queremos terminar sin recordar a otros que por su aportación, su manera personal o la extensa discografía que dejaron grabada merecen nuestra atención.

El primero de ellos es Javier Molina Cundi, nacido en Jerez de la Frontera (Cádiz) en 1868 y fallecido en la misma ciudad en 1956, célebre fue la pareja artística que formó junto al cantaor Manuel Torre y sus pocas grabaciones nos dejan constancia de su gusto y su oportunísimo sabor flamenco, fue quien compuso el toque de Alegrías en “Sol”, tuvo mucho que ver en lo que hoy es el toque de Bulerías de Jerez y fue muy extenso en el toque por siguiriyas.

Otro gran artista a tener en cuenta es Pedro del Valle Pichardo, artísticamente conocido como Perico el del Lunar, nacido en Jerez de la Frontera (Cádiz) en 1894 desarrollando toda su carrera artística en Madrid donde falleció en 1964. Artista habitual del colmao Villa Rosa por los años 20, donde acompañó a grandes figuras de la época, entre ellas a Don Antonio Chacón. Gran conocedor del cante dirigió en 1954 para una casa de discos francesa, la primera Antología del Cante Flamenco junto a cantaores que acompañaba en el célebre Tablao Zambra registrando para la posteridad cantes olvidados en ese momento como la Liviana, la Romera y otros de corte más folclóricos como la Nana o los Cantes de Trilla. Su toque personal y refinado creado a partir de la escuela de Javier Molina lo sigue desarrollando con mucho acierto su hijo Pedro del Valle Castro, Perico el del Lunar (hijo) nacido en Madrid en 1940.

También queremos acordarnos de la figura de Melchor Jiménez Torres, Melchor de Marchena, nacido en esta localidad Sevillana en 1907 y fallecido en Madrid en 1980 fue un guitarrista por el que muchos cantaores sentían predilección por su forma de acompañar, entre ellos cantaores tan diferentes como Manolo Caracol o Antonio Mairena, seguidores de su escuela son Antonio Carrión o su hijo Enrique de Melchor.

Por último recordar la figura de Diego del Gastor, Diego Amaya Flores, nacido en la población de Arriate, provincia de Málaga en 1908, se trasladó con pocos años a la localidad de Morón de la Frontera donde vivió hasta su muerte en 1973. No se prodigó mucho en actuaciones salvo en fiestas y festivales en localidades cercanas, donde acompañó a su cuñado Joselero de Morón, Fernanda y Bernarda de Utrera, Perrate, etc. Se da la circunstancia que tuvo muchos admiradores estadounidenses debido a la cercanía de la base militar americana de Morón. De su personal forma de tocar su más fiel seguidor es su sobrino Diego de Morón; pero son muchos los seguidores de su inconfundible escuela: Tomás de Utrera, el californiano David Serva, Paco del Gastor y un innumerable séquito de nuevos guitarristas.

Esperamos que este recorrido por la historia de la guitarra Flamenca, en el que nos hemos dejado a grandes intérpretes en el tintero, como la saga de los Borrull, Juan Gandulla Habichuela, Manolo y Pepe de Badajoz, Luis Molina, Pepe Martínez, Paco Aguilera, Manolo el Sevillano, Juan Maya Marote, los Habichuela de Granada, los Morao de Jerez, Manolo Brenes, Pedro Peña, Eduardo el de la Malena, Parrilla de Jerez, Pedro Bacán y muchos más nos haga comprender como todos ellos aportando su granito de arena algunos y otros dejando una gran huella imborrable han contribuido a la evolución de la guitarra Flamenca.