Parece ser que su origen está en Asia, y a Europa se empezaron a utilizar el siglo XI. Aún así, su forma definitiva, con ocho agujeros, no se dio hasta el siglo XIV. Durante estas épocas, ya eran habituales las agrupaciones de estas flautas para tocar música de cámara, usando instrumentos de diferentes registros.
A mediados del siglo XVII, el constructor parisino Jean Hottetterre empezó a hacer las flautas de tres piezas y con una forma cónica más marcada.
Con los perfeccionamientos que tuvo, la flauta dulce formó parte de casi toda la música orquestal escrita entre los años 1600 y 1750. Incluso, Lully llegó a utilizar 6 flautas a la vez. Hacia el año 1750, la flauta travesera desplazó a la flauta de pico.
La familia de las flautas dulces está formatos por 7 instrumentos:
-Pífano, afinado en do.
-Sopranino, afinada en fa.
-Soprano, afinada en do.
-Contralto, afinada en fa.
-Tenor, afinada en do.
-Abajo, afinada en fa.
-Grande abajo, afinada en do.
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| Cuadro de Jakob Jordaens, titulado Drei Wandermusikanten Fotografía con licencia GNU (1). |
El más agudo, el pífano, y la más grave, la flauta gran bajo, son muy poco habituales. El resto son mucho más frecuentes, especialmente la soprano y la contralto.
Las flautas dulces tienen una extensión de un poco más de dos octavas.
Existen dos tipo de digitaciones: la barroca, o inglesa, y la alemana. La primera es el original, y, en principio, más exacta. La alemana es una simplificación de la primera, aunque son muy semejantes. Las flautas de más calidad están hechas para ser tocadas con digitación barroca.
La flauta dulce es un instrumento que necesita un buen trato. Se ve afectada por los cambios bruscos de temperatura, y, cuando son nuevas, necesitan hacer un proceso de rodaje, que consiste al ir incrementando, diariamente, el tiempo que se toca. Es uno de los instrumentos de construcción más sencilla y, precisamente por eso, de más complicada ejecución a la hora de tocar.
(1) Licencia GNU