sábado, 4 de julio de 2009

El método Kodály y el violín

Rosa Maria Bessó. sea lo más natural y agradable posible me ha llevado siempre a buscar nuevos métodos y diferentes planteamientos y maneras de tocar el instrumento. Siempre he ido aprendiendo de diferentes profesores y el método que mejor me ha ido para solucionar muchos problemas posturales que me causaban dolor, aunque el artículo de hoy no esté dedicado a él, ha sido el de una violinista francesa.

Esta misma inquietud por aprender me llevó, el curso pasado, a asistir a un curso de pedagogía del violín a partir del método Kodály impartido por la profesora húngara residente a Irlanda, Maria Kelemen, Directora de la escuela y orquesta Young European Strings de Dublín.Venía acompañada de algunos alumnos de los cursos iniciales de entre 6 y 12 años de edad y mientras ella hacía las explicaciones se valía de ellos para mostrar ejemplos prácticamente.
Estos niños aprendían a tocar jugando. Hacían juegos de coordinación y ritmo pasándose una pelota, decían las notas de las piezas que debían tocar de memoria, de tal manera que era igual la posición de las notas escritas al pentagrama. Ellos las leían respecto a la tonalidad en la que se debían tocar. Si estaban en la tonalidad de do mayor, aunque respecto la clave de sol hubiese escrito un re, ellos leerían un do. Este hecho les da agilidad de lectura en cualquier posición. Eso quiere decir que los resultará fácil leer en cualquier clave musical de las que hay.
El curso constó de dos sesiones y concierto.

En la primera sesión se planteó como deberían ser las primeras lecciones de un alumno de violín:

Primero de todo se miraría como se debe coger el instrumento y el arco.
Para la buena colocación del violín se harían ejercicios diversos como pasear con el violín, agacharse, dar palmas...

Después se enseñarían ejercicios de relajación para hacer más natural la sujección y la práctica del instrumento. Uno sería hacer ejercicios de vibrato para ayudar a relajar la mano izquierda: Se haría un ejercicio de movimientos amplios que denominaríamos gato, ya que el sonido que haría el dedo al desplazarse sobre la cuerda se podría comparar al sonido del maullido de gato. También se harían otros ejercicios como el llamado fantasma, que consistiría al mover el dedo sobre la cuerda por el mástil suavemente de tal manera que al pasar el arco sonarían unos armónicos semejantes al son que se supone que hacen los fantasmas.
Para la mano derecha, que es la que coge el arco, se haría un ejercicio llamado del mono, consistente en hacer subir y bajar la mano moviendo los dedos de manera similar a cuando un mono trepa a un árbol.
Así, los niños, jugando, irían aprendiendo.

En la segunda sesión se explicarán, formaciones elementales en las que podían tocar los niños; duetos, tríos...

Para potenciar la coordinación y conjunción que eso supone se trabajarían ejercicios de coordinación, como pasarse la pelota a ritmo diciendo las notas de una pieza, etc. Así se trabajarían diferentes ejercicios para reforzar la memoria y el cuerpo.
También se planteó la importancia que tiene memorizar las piezas para dar mayor expresividad a las músicas. Eso lo llamaríamos tocar con el corazón.
Otros ejercicios que se realizaron fueron los de las escalas musicales para aprender bien las tonalidades musicales y adquirir agilidad en los dedos. Se habló de un método para aprender escalas de manera lógica: a partir de si bemol mayor se harían dos octavas. Y tocar escalas del método de escalas de Carl Flesch.
También se habló de los golpes de arco que dan expresividad a las piezas que se tocan y en cada una se necesita uno u otro. Se explicó cómo tocar el spicatto de manera natural, sin apretar ni hacer fuerza. Se trata de un golpe de arco de la mano derecha para hacer notas picadas que, si se hace bien, da agilidad y control del arco.
Así podríamos seguir hablando de tantos y tantos ejercicios que tienen como finalidad facilitar la tarea, a la corta o a la larga, de la práctica del violín.
En este método es importante el seguimiento de los padres y la enseñanza musical se plantea como los estudios escolares, y cada día hay clase de música.
Los niños acabaron el curso haciendo un concierto en el Conservatorio del Bruch de Barcelona. Tocaron piezas muy complejas para la edad que tenían.

Tocar el violín

La manera de coger y tocar el instrumento puede condicionar definitivamente como sonará el instrumento, aunque como un lo toque dependerá de las condiciones de cada uno y del estudio o la práctica que se dedique a este. Es muy importante que la posición, desde el principio, sea tan natural como puede llegar a ser el caminar o el hablar. Cuando uno aprende a caminar no le resulta fácil, al principio, ya que se cae, se da golpes...por falta de equilibrio y práctica, pero a medida que un camina lo hace mejor y pasa a ser una acción automática en que uno no piensa cómo la hace, sino que simplemente la hace y le sale bien ya que se ha aprendido bien. Un no piensa qué hombros debe mover para caminar sino que los mueve. Así debería pasar con la práctica de un instrumento. Por eso es importante que se aprenda bien desde el principio, sea cuando sea, de pequeño o de grande. Siempre se recomienda que sea en la infancia ya que se asimila todo mejor y más rápido, aunque, si se aprende bien de mayor, resulta más fácil después poderlo hacer comprensible a los demás, ya que se ha asimilado mediante el razonamiento y no de manera intuitiva. ElLo ideal sería aprenderlo de pequeño y entender los movimientos que se hacen naturalmente sin modificarlos y transmitirlos mediante la sensación práctica ya que la teoría no nos sirve para nada sin esta práctica, y, a la vez sin la práctica no existiría la teoría, en tal caso.
Todos los métodos buenos buscan la misma finalidad, que es la de tocar el instrumento de una manera natural, que resulta ser la más cómoda.
Por este motivo, la manera de tocar tradicional es un ejemplo de que no solo hay una sola posición para poder tocar el violín sino que podemos ver que en los lugares donde hay más tradición cada uno coge el violín a su manera. Mientras sea una manera natural y cómoda resulta eficaz.
Aunque siempre hay alguien que quiere ir más allá, por eso se inventan los métodos. Siempre hay quien busca una sonoridad más llena, poder tocar más rato seguido sin cansarse...
Cuando alguien toca cómodo y no le hace daño nada, suele tener una buena sonoridad, etc.
De hecho en la tradición lo que importa es tocar, y pásarselo el mejor posible. Si hay una mejor manera o no de tocar el violín depende de criterios y de quien crea los métodos.
Quién sabe si hay un método mejor que los demás. Lo que cuenta es que el hecho de tocar sea agradable y te haga sentirte bien.